Todas las personas poseen poder de videncia, pero algunas más desarrollado que otras. Una forma de ayudar a que nuestra videncia se haga más manifiesta, consiste en seguir este ritual.
Vestirse de blanco.
Encender 3 velas blancas en forma de triángulo dentro de un círculo de no menos de 2 metros de diámetro que se habrá dibujado en el suelo.
Situar una silla en el interior del círculo.
Colocar una mesita sobre la que se ubicará un espejo (siempre dentro del círculo).
Hacer una invocación al Ser Supremo.
Entrar en el círculo, sentarse en la silla y mirar el espejo, sin fijar demasiado la vista. Las primeras sesiones serán probablemente negativas, pero poco a poco la videncia se acentuará y la persona ya podrá dirigirla a su libre albedrío, hacia el presente, o hacia el pasado y el futuro o hacia un sitio cualquiera. Al principio no es conveniente prolongar las sesiones más allá de diez minutos aproximadamente.
Para terminar la sesión, es preciso hacer con la mano un gesto que corte el aire entre el espejo y el operador.
Borrar el círculo que se dibujó en el suelo. Hacer una nueva invocación al Ser Supremo.
Este ritual se debe realizar más de tres veces a la semana. Descontando que como siempre previamente se haya tomado en cuenta el operativo purificación.